La película es un retrato de un organismo vivo no-humano, el cual es un árbol. Una larga escena nos conduce al interior de sus frondas ramas y gira siguiendo la sinuosidad del follaje de adentro hacia afuera desde una corta distancia. La monumentalidad visual de sus rasgos se ve contrarrestada por su ser aparentemente silencioso. La perspectiva sonora de la película le da al árbol los sonidos que provienen de la naturaleza que lo rodea. Estos sonidos se vuelven como los suyos propios, estos se extienden a lo largo de su vida biológica y parecen brotar del mismo. Durante el transcurso de su milenaria existencia, diversos acontecimientos, causados tanto por la naturaleza como causados por el hombre, suceden en la zona donde este roble de Valonia, protagonista de la película, extiende sus raíces. Los ruidos de pastos, guerras y rupturas, así como los diálogos en jiddish, arbëreshë, bizantino, turco, español, griko, albanés, romanes, francés salentino y además de la música y los cantos, todos juntos provienen del período de vida de este árbol. Todos ellos crean la savia sonora del árbol, la cual se convierte en el paisaje sonoro de la película.