Volver, regresar a lo ya hecho para retomarlo, transformarlo, proyectar sobre ello una nueva dimensión, esta vez surreal, en continuo cambio. El trabajo de Sabrina Ratté rescata estructuras, movimientos, estilos y materiales, para convertirlos en escenarios ideales, llenos de silencio. Los descontextualiza y los aísla, y en su soledad se transforman en parajes a la vez hostiles y acogedores, exteriores e interiores, íntimos, demasiado vivos para que nadie los habite.

Patrones sinuosos se entrelazan sobre muros, columnas, y muebles, en un diálogo continuo entre lo orgánico y lo inorgánico. La obra de Sabrina Ratté es continuamente dicotómica. En ella conviven lo real y lo ficticio, propiciando una fábula estética, histórica y, sin embargo, improbable, tan nueva y espontánea como las ocurrencias del inconsciente, que tienden a empaparlo todo de sugerencias y ambigüedades.

Texto curatorial (por Lara Castro Lema)