
Daniel Blaufuks no es un realizador convencional. Su trabajo como cineasta se coloca en la frontera entre la imagen congelada, que es la fotografía, y el potencial de esa misma imagen en expansión.
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TEXTO CURATORIAL
×Daniel Blaufuks no es un realizador convencional. Su trabajo como cineasta se coloca en la frontera entre la imagen congelada, que es la fotografía, y el potencial de esa misma imagen en expansión.
En el cómputo de su obra, el cine es introducido ofreciendo la posibilidad de lo atemporal. No es que Daniel Blaufuks piense la imagen cinematográfica de diferente modo que la fotografía, al contrario, pero el cine posibilita alargar el tiempo de interrogación del espectador con lo que ve.
Sus películas, al igual que su trabajo fotográfico, continúan partiendo del “yo”, de su experiencia e historia personal, de su realidad y sus preocupaciones con el tiempo y la memoria, y así mismo, en lo que deja entreabierto, lo que mantiene en suspensión temporal. Introduce el vacío poético de lo que nos trasciende y nos une como seres humanos. Establece de esta forma maestra lazos con el espectador, el “yo” repercutido en el “nosotros”.
Su narrativa no concluye, deja en abierto; no impone, propone. Blaufuks pretende que nos entendamos en nuestra propia memoria personal, que establezcamos un diálogo con el punto de partida, sus imágenes, y así mismo, que nos situemos en la historia general y más abstracta para cuestionar no lo que sucedió, sino el porqué sucedió. Blaufuks levanta el velo; sin querer dejarnos apenas con la constatación, pretende que hagamos un ejercicio personal, más profundo y humano de consciencia colectiva.
Al elegir las películas para esta sesión pretendimos trazar un corte transversal sobre la obra de este realizador. Estas cuatro películas, sea a través de sus propias imágenes o de imágenes de las que se apropia, abordan los temas fundamentales de la obra de Blaufuks.
Comenzar con la cuestión del holocausto y del exilio en Judenrein, siguiéndole un guiño paródico a Jean Luc Godard citando a Georges Perec. Después, el uso de un filme casero de vacaciones que podría estar en el desván de cualquiera familia común y finalizar dejando en abierto la posibilidad de iluminación, en una isla, a pocos días de que nos asolase la pandemia, en homenaje a Tarkovsky, padre e hijo, con And all will be repeated, no es casualidad, sino una necesidad imperativa.
Ante el inmediatismo y la velocidad del mundo actual en el que el tiempo no se firma y las imágenes perdieron el valor de reflexión, está aquí subyacente la pertinencia del constante cuestionar y la obstinada actualidad del trabajo de Daniel Blaufuks. Sin rendirse a cualquier derrotismo o fatalismo, el realizador camina por el agua con la firme intención de pasarnos el relevo de la memoria. Nos toca a nosotros aceptar el reto, la cuestión: ¿hacia dónde queremos continuar?
Leonor Lloret