Dora García, artista multidisciplinar, posiciona al espectador como elemento clave de sus obras, de forma que este se convierte en parte de aquellas, se vuelve personaje, alterando su percepción, su experiencia, en diferentes grados. Aunque sus trabajos conceptuales se materializan en diversas técnicas y formatos, siempre cuentan con cierta performatividad o al menos, implican algún tipo de interactividad con el espectador o el espacio. En sus piezas todos los detalles están generando diferentes capas de lectura, de forma que para quien mira todo adquiere significación e interés.
Vídeo | 16:9 | color | sonido | 93’ | 2018
Esta pieza es un trabajo analítico, de observación minuciosa, autoconsciente y autocrítico, que emplea la repetición y la mirada para abrir diversas líneas de pensamiento en torno al arte, a la figura del artista, y todo lo que supone lo performativo y los elementos que lo rodean, desde lo más artístico o conceptual, hasta lo más cotidiano, concreto, político.
Betacam transferido a vídeo | 4:3 | color | sonido | 6’ | 1999
Heartbeat es una obra metafórica que, a pesar de permitir un despliegue diverso de interpretaciones y sensaciones, remite a la alienación individual, a la huida hacia el interior de uno mismo, hacia un lugar profundo y solitario, donde uno se siente en paz hasta que se ve a oscuras. Heartbeat marca el ritmo al que nos perdemos, o tal vez nos encontramos, consciente e inconscientemente.
Betacam transferido a vídeo | 4:3 | color | sonido | 6’ | 2001
The breathing lesson es impactante y extraña. Tratando la confianza y la dominación, explora los límites de las relaciones interpersonales y del propio autocontrol que, paradójicamente y en ocasiones, depende menos de lo que uno hace, que de lo que uno permite hacer a otros.
Betacam transferido a vídeo | 4:3 | color | sonido | 30’ | 2002
The Glass Wall nos planta como voyeurs ante una situación perturbadora, en la que, como ocurría en The breathing lesson, se da una relación de dominación y sumisión, aunque de forma más violenta en su planteamiento, entre una joven y la voz que le da órdenes a través de unos auriculares, que reconocemos como una mujer mayor. La pieza genera una situación demencial en absoluta tranquilidad, donde la voz irracional de la narradora pasa del autoritarismo a la amabilidad de forma manipuladora y cruel, generando poco a poco una serie de cuestiones complejas en torno a las relaciones familiares, de poder, etc.